jueves, 3 de abril de 2008

Regularidad y Subjetividad en la Investigación Cualitativa

ANÁLISIS DE LA PONENCIA:
REGULARIDAD Y SUBJETIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
DR. FERNANDO AZPURUA
CONSIDERACIONES INICIALES.

Reflexionar sobre la naturaleza y significado de la regularidad y subjetividad en la investigación cualitativa en ciencias sociales resulta una tarea compleja y de suma responsabilidad. La complejidad tiene que ver con la larga historia de reformulaciones del concepto, que dificulta precisar sus notas de identidad por las desconcertantes controversias que ha suscitado en la comunidad de estudiosos de la sociedad; y con la cada vez mayor recurrencia en su aplicación (muchas veces a la usanza de una moda) que se muestra, sin embargo, bastante disímil y contradictoria. La extrema responsabilidad se liga a la tensión que supone reflexionar de manera independiente y crítica sobre este tema, más aún cuando sus propugnadores exponen todavía sus virtudes en términos de superioridad y sus detractores presentan sus defectos como manifestación de su nulo carácter científico y por ende cognitivo.

Bien vista la cuestión, y entendida como movimiento intelectual, es decir, como un fenómeno de identidad colectiva, la investigación cualitativa se despliega como una alternativa a las maneras convencionales y legitimadas de investigar, pero tal vez, más importante aún, se desarrolla como una conciencia de vigilancia y develamiento de los límites de la investigación clásica. Este parece ser, al menos con mayor claridad, el curso que toma en el tramo más cercano de su historia, desde los años 80 hasta ahora. En estos últimos 25 años, aproximadamente, esta comunidad de las ciencias sociales, tras la bandera de una forma diferente de hacer investigación, ha expresado una justificada rebeldía e insatisfacción con el estado de cosas, ha representado una voz de alarma sobre las aporías de las ciencias sociales, resultado de su liga umbilical con ciertas ciencias naturales y sobre las señales de imposibilidad de significar el mundo social que se ha venido manifestando en los últimos años, especialmente la denominada investigación cuantitativa.


EN BUSCA DE UNA IDENTIDAD EPISTEMOLÓGICA.

La propuesta de regularidad y subjetividad en investigación cualitativa en el marco del concepto de paradigma ha sido denominada en los últimos años de diversos modos. Son calificaciones sugerentes pero fragmentarias, al tiempo que plasman las discrepancias entre sus sistematizadores. Es, con todo, un esfuerzo grande por conferirle una identidad, filosófica, metodológica, académica y social. Por lo general, han tenido como contrapartida la otra forma de investigación, también reconocida de muy diversas maneras, más comúnmente como cuantitativa. Así, frente a la llamada propuesta prevaleciente la cualitativa es la emergente; cuando la primera es denominada clásica, la segunda es nombrada alternativa; al llamar a la otra racionalista, se le ha opuesto el apelativo de naturalista ;cuando la otra es identificada como realista, ésta ha recibido la denominación de hermenéutica.

Con todas sus apreciaciones, la investigación cualitativa no es ni ha sido una propuesta hegemónica; frente a la manera convencional de concebir la investigación en ciencias sociales, ha emergido como una alternativa; al predominio de la razón, este proyecto intelectual le ha opuesto la imaginación y la intuición; y a los limites de la objetividad científica ha querido oponerle el sustento filosófico de la hermenéutica y mas recientemente del constructivismo. Este juego de calificativos, que dan cuenta de los difíciles movimientos en busca de una identidad filosófica, expresan igualmente los problemas que se han debido de sortear desde el punto de vista epistemológico, básicamente el estatuto de cientificidad de esta concepción alternativa.

Desde los parámetros de la epistemología clásica, la investigación emergente ha tenido que enfrentar múltiples y justificadas críticas, sobre las cuales no siempre ha habido refutaciones consistentes ni convincentes. Y es que lo que permanentemente ha estado en cuestión es la naturaleza del conocimiento que de estas prácticas brota: ¿se hace ciencia? ¿Se quiere hacer finalmente ciencia? ¿Son científicos los conocimientos producidos? Si no lo fuesen, ¿qué son? Ante los viejos criterios de demarcación entre ciencia y no-ciencia, las respuestas de los cualitativistas han sido diversas: por un lado, aparece un sector que acepta los clásicos criterios, respondiendo con matices o replanteándolos tímidamente; por otro lado, hay un sector que los desconoce completamente. Pero ¿cuáles son algunos de estos criterios-problema en que se ha visto sometida la identidad epistemológica del movimiento de la investigación cualitativa? El primero es el del método científico: a la investigación cualitativa se le ha criticado por no seguir el método científico y en situaciones extremas por no desarrollar algo así como un método, de manera que su cientificidad ha sido desaprobada. Se cuestiona que no haya un procedimiento que le sea suyo, que la identifique y que asegure la valía de los enunciados sobre la realidad que concluyen.

Junto a ello, e íntimamente ligado, está el criterio-problema de la objetividad: el estudio de la subjetividad desde la subjetividad misma, objeto privilegiado de la investigación cualitativa, no puede considerarse una aproximación objetiva y consecuentemente los resultados que se alcancen no lo pueden ser. Si un conocimiento no es objetivo, por ende no es real, puede ser pura imaginación y no es científico. El criterio-problema de la generalización es un tercer ámbito de críticas: la investigación cualitativa, está vedada a un tipo de conocimiento que revele alguna forma de regularidad del mundo social. Si esto es así, se trata de un tipo de investigación que poco aporta a desentrañar el orden social. Todas las reconvenciones anteriores desembocan en el criterio problema de la validez del conocimiento obtenido: no habría en estos conocimientos la mínima posibilidad de su verificación.

Bajo el lente de la perspectiva convencional, la investigación cualitativa difícilmente podrá considerarse científica es solamente una imagen diferente de la ciencia o del conocimiento que puede tener cabida si se ensancha el horizonte epistemológico o se conviene en la posibilidad de abrir otro igualmente legitimo.

DESCRIBIR O INTERPRETAR.

Verdaderamente no existe una taxonomía universalmente aceptada sobre los tipos de análisis en investigación cualitativa. Por supuesto que ha habido algunos intentos clasificatorios, casi todos ellos en el campo de la sociología, pero respondiendo a criterios parciales que no han logrado atravesar la barrera disciplinar en la que fueron pensados. Fruto de esta carencia es la gran confusión terminológica que persiste en torno a los procedimientos para el análisis cualitativo (métodos, estrategias, técnicas, orientaciones epistemológicas, etc).

Una de las primeras aportaciones clasificatorias se debe a Barton y Lazarsfeld, al proponer identificar cinco niveles en los procedimientos de análisis del material cualitativo en función de su complejidad: las simples observaciones, la construcción o aplicación de sistemas descriptivos (listas y tipologías), las relaciones entre variables, las formulaciones matriciales, y el análisis cualitativo en apoyo de la teoría. Esta clasificación tiene notables ausencias, como la Teoría Fundamentada de Glaser y Strauss, que fue descrita con posterioridad, pero sus autores introducen la idea de un continuum dentro del cual tendría cabida cualquier procedimiento analítico que surgiese en el futuro. En torno al criterio de complejidad emergen dos polos, no opuestos, sino como un largo camino con numerosas estaciones, al decir de Hammersley y Atkinson, un itinerario que iría desde los estudios que pretenden describir los datos, hasta los que buscan su interpretación a partir de proposiciones teóricas:

a) Los estudios descriptivos, también llamados por Taylor-Bogdan etnografías para diferenciarlos de los estudios teóricos o conceptuales, tratan de responder a las preguntas de qué está sucediendo y cómo, pretenden proporcionar una imagen fiel a la vida de lo que la gente dice y del modo en que la gente actúa. Aquí se da una mínima interpretación y conceptualización, permitiendo que sean los propios lectores los que extraigan sus propias conclusiones y generalizaciones. Se basan en la narración de una historia como vehículo para la descripción de las personas, escenarios o acontecimientos. Como referente de esta corriente se toman los estudios de la Escuela de Chicago, especialmente los basados en historias de vida que se registraban en primera persona, que fueron muy criticados por su débil componente analítico. Aquí hay que aclarar que la pretendida escasa intervención del investigador en los datos es sólo aparente, pues de él depende la selección de los mismos y su ordenamiento, que está en función de lo que para él es importante.

b) Los estudios interpretativos utilizan los datos para ilustrar teorías o conceptos, pretenden comprender o explicar rasgos de la vida social que van más allá de los sujetos de estudio. Glaser y Strauss hablan de teorías sustanciales, a diferencia de las teorías formales, que se refieren a áreas conceptuales. Uno de los objetivos posibles del Análisis de Contenido, que es una de las metodologías más utilizadas en investigación cualitativa, es la formulación de inferencias y la prueba de hipótesis, para su verificación o rechazo. No siempre ha habido acuerdo entre los investigadores sociales sobre si el propósito de los estudios teóricos ha de ser desarrollar o verificar teorías, pero entre los procedimientos más conocidos para el análisis cualitativo están la teoría fundamentada, para generar conceptos, proposiciones e hipótesis a partir de los datos, y la inducción analítica, para verificarlos. Existen otras posibilidades de mostrar la doble dirección del análisis. Los estudios del discurso diferencian dos tipos en función de su grado de concreción, distinguiendo los enfoques teóricos y descriptivos por un lado y los aplicados y críticos por el otro, o bien, haciendo un corte transversal, identifica dos estilos de investigaciones, las empíricas y las filosóficas. Ibáñez, dentro de la modalidad estructural del análisis sociológico, contempla dos líneas de análisis cualitativo: el sincrónico (de la estructura superficial a la profunda) y el diacrónico (desde el plano fenomenal al generativo). Quizá una de las clasificaciones más completas es la propuesta por Tesch, que identifica dos grandes familias en el análisis cualitativo: la estructural, que presupone la existencia de estructuras o reglas que se trata de descubrir (como en el análisis del discurso), y la interpretacional, que pretende la identificación y categorización de elementos y la exploración de sus conexiones, de su regularidad o rareza y de su génesis. En esta segunda familia todavía identifica dos tipos: los análisis descriptivos/interpretativos, representados sobre todo por la etnografía clásica, y el análisis constructor de teoría, asociado especialmente a la teoría fundamentada.

REFLEXIONES FINALES.

Como se ha podido ver, existe un considerable bagaje teórico y metodológico para desarrollar investigación cualitativa siguiendo la diversidad de tradiciones analíticas que aportan principalmente las ciencias sociales.

La mirada cualitativa provee al investigador de un espíritu crítico que rompe con la tradición continuísta, este nuevo posicionamiento es absolutamente necesario para afrontar cambios "desde dentro" y combatir en parte la posición hegemónica de la investigación cuantitativa como pensadora única. Otra cuestión es si el bagaje intelectual disponible es suficiente para encarar estos y otros problemas, y la respuesta obligada parece ser que no, que todavía se necesita más información, más evidencia práctica. El reto que los investigadores tenemos respecto al análisis cualitativo está en probar, innovar y generar tradición, y para ello es absolutamente necesario que los investigadores empíricos rompan su silencio y transmitan lo que Mills llamó la "artesanía intelectual", haciendo más visibles y explícitos los modos de análisis, las artes de su cocina. Algo está cambiando en este sentido en los últimos años. No es extraño que se produzcan hermanamientos entre grupos que desde puntos tan distantes como la Universidad de Alberta en Canadá (International Institute for Qualitative Methodology), la Universidad de Guadalajara en México (Programa de investigación Cualitativa), o la Fundación Index en España (Laboratorio de Investigación Cualitativa), por citar sólo tres, y a partir de reflexiones epistemológicas sobre abordajes cualitativos están promoviendo líneas de investigación desde posiciones claramente socio-críticas. A ellos se suman otros muchos que están realizando propuestas de análisis tan creativas como esclarecedoras del futuro de las investigaciones en este campo.

No hay comentarios: